(...)
Hay artistas que se creen artistas al dibujar como un Dalí,
pero los surrealistas se babean en la calesita
cuando ven a un Modigliani cogiendo a la mujer lamparita,
y cuando un poeta barato escupe su primer verso (típico métrico)
se cree el campestre del vino, mientras yo le grito: ¡pajarraco histérico!
(...)
Porque arte es devorar la realidad y escupir una saliva no vulgar,
porque arte es transformar una materia en ardor y lengua,
en jarrón enajenado, caída, desmayo y cautela,
en metamorfosis hirviente, en irritación, revolución, dilatación,
en sangre de pesadilla donde todo es ondulación
y nace el miedo del ojo frente a un pellizco algo llorón.
El arte es el sensualismo dentro de un hedonismo algo rabioso,
el desenchufe del odio dentro de un grito de amor,
es el descomponer la química universal en metáfora sideral.
El arte está encarcelado entre los labios y la nada,
nos mastica, nos devora, nos envuelve, nos sacude por dentro,
nos moviliza, nos hedoniza, nos agita, nos gotea en suspenso.
Entonces nuestro deber es escupirlo, liberarlo, traducirlo,
sentir esa fuerza como vuelo infinito, como fiebre sin sentido
para leer al fin la voz de una inspiración que gime
en vómito cósmico, papelito de madera o arbolito en primavera,
en sangre sin venas, en dientes sin muelas, en pene y vagina abierta,
en cucharita de remedio para el fantástico sueño de uranio y prisma.
Hay artistas que se creen artistas al dibujar como un Dalí,
pero los surrealistas se babean en la calesita
cuando ven a un Modigliani cogiendo a la mujer lamparita,
y cuando un poeta barato escupe su primer verso (típico métrico)
se cree el campestre del vino, mientras yo le grito: ¡pajarraco histérico!
(...)
Porque arte es devorar la realidad y escupir una saliva no vulgar,
porque arte es transformar una materia en ardor y lengua,
en jarrón enajenado, caída, desmayo y cautela,
en metamorfosis hirviente, en irritación, revolución, dilatación,
en sangre de pesadilla donde todo es ondulación
y nace el miedo del ojo frente a un pellizco algo llorón.
El arte es el sensualismo dentro de un hedonismo algo rabioso,
el desenchufe del odio dentro de un grito de amor,
es el descomponer la química universal en metáfora sideral.
El arte está encarcelado entre los labios y la nada,
nos mastica, nos devora, nos envuelve, nos sacude por dentro,
nos moviliza, nos hedoniza, nos agita, nos gotea en suspenso.
Entonces nuestro deber es escupirlo, liberarlo, traducirlo,
sentir esa fuerza como vuelo infinito, como fiebre sin sentido
para leer al fin la voz de una inspiración que gime
en vómito cósmico, papelito de madera o arbolito en primavera,
en sangre sin venas, en dientes sin muelas, en pene y vagina abierta,
en cucharita de remedio para el fantástico sueño de uranio y prisma.
4 comentarios:
"El arte está encarcelado entre los labios y la nada."
Escuchen a la niña perdida, a la poetisa en su dulce tierra hallada, girando la llave de la eternidad...
Muy de acuerdo el arte es un clitoris grande y rojo!!
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