28 agosto 2009

Cacemos

Qué hacemos, crayón
si se nos oxidan las palabras
y ya no chorrean colores
sino corrientes adoquines.

Qué hacemos, hoja
si nos abandona el suelo
y otra vez el viento nos pierde
en su interminable solaz.

Qué hacemos, luz
si perdemos el control
de los satélites, y los teléfonos
nos atestan de llamadas silenciosas.

Qué hacemos
si no hacemos nada,
si pase
lo que pase, lo que sea
que pase
no hacemos nada.

Qué hacemos, che.

Despiértense poetas,
qué carajo
que ya se diluyen en la realidad

no se olviden de la escencia,
que inventar es la negación que precede a la escencia
y romper
casi un requisito.

Topos del olvido
agujereen todo aquello que razone
aquello que a fuerza de lógica se imponga.

Perros de pasajes nocturnos
zarpen montados al silencio que oscuerece toda noche y alcoholícense de lunas
sin sospechar siquiera que el queso está un poco verde pudredumbre
que la poesía pudiera llegar a ser mentiras enversadas
que una palabra pudiera significar más de una cosa
o nada

poetas
zarpen sin sospechar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tus palabras tienen una feroz cadencia. Me gusta.

Holden dijo...

alcoholícense de lunas, ya.