05 agosto 2009

Sacrificio

Tu cabeza en mi pecho.
Sinapsis exacerbada
de conexiones magmáticas.
Concomitancia de un David y una Venus de Milo
en una escena digna de imitación,
en un himno al erotismo.

El trabajo es arduo, sin dudas,
Pero es la más bella labor que me han encomendado.
Divertido y arriesgado,
como salir a la acera desde el balcón de un tercer piso.
Como Ícaro, por volar cerca del sol
no advirtió que se derretía la cera que lo unía a sus alas.

Yo me entrego esta noche, sin reparos,
y me tiene sin cuidado si caigo,
porque sos mi reloj y mi brújula,
porque basta tu presencia para abstraer todo lo demás.
Y si muero sin tenerte, mi vida también se abstrae,
vana, errante, inútil.

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