30 noviembre 2009

Alberto y un tal Ricardo

- ¿Y por qué decís que es un boludo? – arremetió Alberto, llevando a la boca el vaso más por un acto de inercia que por saciar la sed.
- Porque si, porque es un boludo. Un pollerudo. Es uno de esos tipos que finge ser comprensivo, permisivo, cariñoso…
- ¿Y a ella cómo se la ve?
- Bien, qué se yo… Y no me jode, eh, para nada.
- No te creo.
- ¿Por qué no? – ahora el que arremetía la pregunta era un tal Ricardo.
- Porque sino no estarías diciendo que él es un boludo.
- ¿Vos estás insinuando que estoy celoso?
- No lo estoy insinuando, lo estoy afirmando – dijo Alberto con esa cara de satisfacción que se le hacía cada vez que pronunciaba frases con tintes hollywoodenses.
- Pero no, mirá si voy a estar celoso de ese pelotudo. Lo que sí puede ser es que sienta un poco de bronca.
- ¿Bronca de qué? ¡Mozo, una cerveza más, por favor!
- Y… bronca de que le de chances a tan poco hombre. Es uno de esos nuevos estereotipos de pseudo-hombre que andan dando vueltas por ahí. ¿Dónde quedó el egoísmo, el liderazgo, el dominio de la relación? ¿Para qué se es hombre si no es para apropiarse y dominar a una mujer?
- Vos todavía estás mal por haberla perdido…
- Si, puede ser. Me siento un poco frustrado. Frustrado porque yo le dejé bien clarito a ella que era de mi propiedad. ¿Y sabés lo mal que se lo tomó? Ahí viene la birra, qué bueno, ya se me empezaba secar el garguero…
- ¿Muy mal se lo tomó?
- Pésimo. ¡Me metió una ñapi que ni Monzón!
- ¿¡Una piña!?
- Si. ¿Desde cuándo? ¿Desde cuando es la mujer la que le pega al hombre? El Reino del Revés diría Walsh…
- ¿El periodista?
- No, la vieja esa que canta canciones para niños, al otro por suerte ya sabemos lo que le pasó – sentenció el tal Ricardo, que tuvo que maniobrar hábilmente para volver al punto central de la charla, esquivando esas ramas que se avecinaban – Bueno, como te decía: le dejé bien en claro el rol de cada uno, le dije “vos sos mía”.
- ¿Le dijiste “vos sos mía” y ahí te pegó la piña?
- No, no, no. Le dije “vos sos mía”, le agarré una teta y ahí fue cuando me golpeó.
-¿Así que, te trompeó porque le dijiste “vos sos mía”, por agarrarle la teta o por una combinación de ambas?
- ¡Porque es una feminista de mierda, por eso! – gritó escandalizando el ambiente – pero no me hago drama, eh. Ella es mía y punto.
- Pero está con otro tipo…
- Por ahora sí. Ya se va aburrir de tanta excelencia, libertad, democracia y comprensión y va a volver a necesitar un macho de verdad, uno que le ponga los puntos y la lleve con la correa al cuello.
- ¿Y mientras qué pensás hacer?
- Romperle las pelotas a los dos.


Esta historia continuará*

(N. de E: se recomienda leer ésta línea con voz nasal)



http://hundomipecho.blogspot.com

4 comentarios:

Agustina dijo...

No sé si me lo tomé muy a pecho con COSAS.
Pero pienso en cosas.
Qué se vaya cada machista del mundo a la mismisima concha del planeta, junto a, por supuesto, todas aquellas damas que acepten la dominación (pseudo) conyugal.



PFFF, así te lo digo. Y desde ya que me encanto, y que éste animo influyó tanto, porque abarcaste, unánime, todos los pasos de mi percepción para aceptar algo, Egon Fredo.

Facundo Ezequiel dijo...

Está muy buena la situación así planteada, me quedé con ganas de más.

Mis felicitaciones, don Freddie.

Freddie dijo...

¡Y habrá más, cómo que no! Gracias, gente linda.

Lena dijo...

CASI CASI un radioteatro digno de Radio 10, LA radio. ¡Aguante el Baby & vos!

¿Logrará un tal Ricardo su cometido? ¿Tendrá Alberto que pagar la cuenta? ¿Les llevará el mozo con la cerveza una cazuela de maní? Conozca las respuestas en nuestra próxima emisión.