24 diciembre 2009

Argentina, que no te vuelva a crecer el bigote

estoy viendo la resignación en los ojos de la gente
las almas son ahora armas blancas que
decapitan los miembros
entumecidos
a cada paso
y en cada ochava

y se esquivan se evaden los unos a los unos
los otros a los otros

tienen el canto ahogado
llevan un grito ciego en sus gargantas
y no se enteran
porque los han vaciado

han desollado sus vísceras culturales
sus facultades sensibles y su
potencial intelecto

están ganando la guerra del silencio
del no-te-metas
del algo-habrán-hecho

veo la furia mansa dormir en los cuerpos
la rebelión oculta en veinte cajones de mimbre
el nacimiento inconciente de la aceptación de la muerte
el llanto reprimido de los jóvenes, los inocentes

veo avanzar la sombra absoluta del terror capital
sobre las sábanas que arropan a nuestros recién nacidos
siento el vaciamiento de la gente en cada respiro
en cada pestañeo
y en cada palabra reemplazada por un ruido

estamos viviendo los tiempos de Nadie
y Nadie es el líder de los ineptos
y Nadie gana las elecciones
y Nadie asesta golpes de Estado
y Nadie recibe orgulloso el Nobel de la Paz

roguemos porque no llegue el tiempo
en que todos seamos Nadie



ya no quiero ser un Sabio de la Tormenta,
duele como tres volcanes eructando en mis entrañas
como la tierra rajándose en cien terremotos
como los árboles quebrándose sobre el vil metal del progreso
como el mercurio corriendo entres mis glóbulos rojos
como los ríos secándose bajo el Sol Muerto
como los lamentos de una madre a la que le han arrancado su criatura de los brazos

como todo eso duele mi dolor
porque es un dolor que no tiene nombre
ni principio ni fin
porque no ha nacido y sin embargo existe
y porque aunque algún día muera
seguirá existiendo.



http://hundomipecho.blogspot.com

3 comentarios:

Lena dijo...

Que cachetada a la era.

Agu dijo...

Tu poema, ese.
ESE, tu poema; debería ser gritado, debería ser un anexo al viento, y que de algún modo llegue a todas partes; que se haga luz - si es que la luz, es lo derramado por las verdades - o que se haga la primera reflexión que llega a la mente, en caida libre, justito a la mañana, per capita, por cabeza, antes de pensar si se prefiere el azúcar antes que el edulcorante para el café con leche. Mejor dicho, que sea el primer cachetazo de vida que reciban los durmientes.



Bravo Fede, bravo.

Anónimo dijo...

Bueno, tampoco era para tanto