26 septiembre 2010

Geografías

Ya es muy tarde,
en el Congo seguro llueve,
y los remolinos de la madrugada (que otros llaman horas)
hasta la misma sensación de pena llevan en su regazo.

Debajo de mi escritorio vibra tenuemente mi sonrisa.
Ya es muy tarde ,
y los astros de tus ojos y los perros de mi silencio,
seguro estarán para siempre anonadados en aquella esquina.

En el congo se muere de tristeza un pájaro infernal,
y  la noche irrumpe en la desnuda poesía, de este lado.

¿Que nos queda corazón,
que nos queda?

de este lado del atlántico un piano suena en mis venas

un rió se agita en las carreteras de mis venas,
y las casa y oficinas,
y los hombres y los mundiales,

todos en su furor infantil me parecen hermosos.

Momentáneos.
un soplido tuyo.
un enjambre tuyo de tu beso
 de mi agonizar inmobiliario.

En esa esquina corazón,
un bandoneón de huesos crepita en mis venas.
Con esa sinfonía que odiabas y que aprendí a odiar
Con esa canción hostil que me duele de primaveras.

Y vos de vacaciones en el tiempo,
arrojaras mi crucifijo como un castigo.

y quien te dice corazón,
alguna lágrima en el seno de esta tierra.

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