01 septiembre 2011

Para darte lo mejor:

Concordia, sabiduría, enlaces de gracia en cada nuevo poema, para ti y para tus amigos, los que tú conoces al ser
llamados y luego hechos materia o mensaje en tu mente.
Paz para caminar sintiendo, que tu vida será maravillosamente recreada.
No es la billetera ajena que encontraste en el suelo
Ni la lotería que ganaras mañana.
Es lo que tu piensas ahora al leerme, ahora que soy tu poema.
Un regalo, que imaginas. El beso que siempre quisiste recibir.
Un encuentro, el dialogo, la reunión, la soledad madura. La distancia a salvo, las palabras sanadoras, la ausencia estable
del dolor físico y espiritual.
La compañía tolerante al agravio, la buena disposición para hacer de tu acción el mejor remedio para el tedio. Tus
mensajes y el retorno, benditos, bendecidos.
Que lo agradable sea lo que veas, porque la noche se hizo para dormirla y a ratos para fornicar y embriagarse, actos en sí
mismos que son sueños dentro del oscuro velo de la noche en calma.

Espero, ¿será, será que mis deseos te alcanzaran?

O algunos en parte.

Los que tú decidas aceptar. Por estar de acuerdo con tu manual de funcionamiento.
Tu constitución y tu legislación general.

Flores sin pintar, aromas con su respectivo recuerdo grato, colores de intensidad de sonrisas agradecidas, el hecho de
ser un bebé dentro de una niña, y ésta contenida en una joven que alberga una mujer adulta que contiene a la vez a una
anciana que da consejos suaves a las anteriores.

El verde de la piel de Dios, el abrazo sincero, la competencia sana, los afectos justos, la música que te dio vida, los
sonidos internos llamándote a ser feliz y hacer lo que de verdad siempre has querido hacer. Desde aquí hasta el límite de
tus posibles fuerzas.

Todo eso deseo para ti, porque no te conozco.

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