29 junio 2009

Un domingo cualquiera

¿Usted en mi lugar no hubiera hecho lo mismo? Sinceramente, vamos, dígamelo… míreme a los ojos…
Vera, yo tenia que hacer una cosa, una cosa importante y mi perro no dejaba de ladrarme. No es que me molestara a mí, yo ya estaba acostumbrado. Pero es por la gente, por los vecinos de al lado... no son muy cordiales que digamos. Esos ladridos seguro les molestan, siempre me preocupe por eso, pobre gente, seguro se creen que lo hacemos a propósito, que esta es una casa de locos…
Es importante quedar bien vio, no generar problemas, porque la gente es mala y comenta, se creen cualquier cosa, y cuando te queres acordar todo el mundo ya tiene una mala imagen de uno…. A mi me importa lo que puedan llegar a pensar de mi… ¿Acaso esta mal?...
Siempre es mejor dejar una buena impresión.
La cosa es que mi perro ladraba y ladraba, yo lo retaba y nada... seguía ladrando. Y no se si le dije pero yo tenia que hacer una cosa, una cosa importante que tenía ya planeada desde antes, y para esas cosas soy muy obsesivo.
Cuestión que siempre que estoy en el patio mi perro me ladra, debe querer jugar seguro, pero yo no tengo tiempo para andar jugando, y mi patio da a la casa de mis vecinos ¿Le comente sobre ellos ya?...

Yo ya no sabia mas que hacer para que mi perro deje de ladrar, tampoco voy a andar pegándole, no me gusta eso, porque queda traumado… yo no quiero que el piense mal de mí. Aparte, después cada vez que me vea va a correr asustado... y eso no es lindo, es feo.
La cuestión es que tuve que entrar a la cocina, porque el perro, como le dije, no paraba de ladrar.
Mate a mi mujer,
de dos martillazos en la cara
La desfigure,
Creo que le abrí el cráneo
No grito…
Menos mal,
ella siempre grita…
Por cualquier cosa, por todo
La gente del barrio no se que debe pensar, hasta a veces me da vergüenza salir a la calle.

La mate y la lleve al patio, la deje tirada ahí.
Por fin el perro se callo...
Un poco de paz mental,
un poco de tranquilidad. Recién ahí pude poner mi mente en lo que tenia que hacer
No había ninguna molestia,
nada que me distrajera
Y mientras mi perro se comía a mi mujer, por fin pude arreglar el tejado.



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