04 agosto 2009

Ocasiones

Es tarde, de noche
una tibia luz casi salida
de un prisma lapislázuli
baña las costas de mi ser
que en este momento tiene
a la altura del estómago
un cráter.

Me llamas en vano
clamas mi nombre
que suena tan hipócrita
un rejunte, un truco
baratija del caos
............y sobre mi cabeza hay un mamarracho

tengo para decir tantas cosas,
épocas pasadas, modas,
migrañas sobre todo
de esas que tanto sabés
porque enredas mis pies
infinitas sogas, vertientes
aguamarina y cataratas
y saltos mortales,
que esto no es más que simpleza
una turbia
cantata
(palabra graciosa)
vomitada lentamente por dioses
semihumanos
cuasi perfectos
hace ya muchas horas.

Ya se me revientan los ojos
hay que dormir y me dicen:
“¡otra vuelta!”
pero ya me mareo
ya no entiendo nada y la mirada
se fija en círculos
que estallan, viejo
se rompen se revientan como mis ojos
y ya no veo todo es negro
hay melodías conmovedoras


mágicamente colores
peste bubónica
pendejadas
gamuza

.........................la sinestesia.

Envuelta en llanto,
las lágrimas corren ridículas
en dirección gravedad
abajo, siempre abajo
mi pelo en llamas
el hedor, un asco
pero resbalan las lágrimas y se funden
recuerdo mi cráter estomacal
y semejante ebullición
no puede hacer más que tomar
salar la herida,
¡voilá!

Basta de intimar relaciones
el estado de ánimo
el clima
algo de buen blues
mal de amores
o el físico destruido.

Llorar haciendo el amor
riendo en la cocina.
La ira en medio del prado en flor
la flor en medio del camino
pisoteada, escupida
y aún así el romanticismo
aún así la lírica
la poesía sin estructuras
verso libre, rima nos veremos en otra reencarnación
y al carajo con la métrica.

Amanece en mi armario
escapemos de este oído infectado
porque si no habrá que poner
gotas claras de mar oscuro
seguir viviendo por inercia
o el dulce sabor de los besos
repartidos al azar
como el heladero que partía
con cuarenta grados a la sombra
en busca de niños que iban en busca
del heladero
que los buscaba y les vendía
al encontrarlos
el helado
cuando en realidad son los niños los que lo encuentran
para comprarle
el dulce sabor que luego
en no tanto tiempo como sus padres
IMAGINAN
repartirán al azar
en besos
en sexo
en abrazos
en miradas.

Ya roto el prisma
el lapislázuli congelado
desaparece
y comienza la vigilia.

Maten a esa alondra.




http://vaciocosmico.blogspot.com/

4 comentarios:

Kosma Mercer dijo...

Me gusta, me gusta. Esta cosilla me gusta.
Despilparrajo de versos agradablísimo de leer.

Anónimo dijo...

Muy bueno,. Facu

Freddie Egon dijo...

Me inundás el alma, me la inundás ¡cómo que no!

Agustina dijo...

Sabés qué casi me emociono cuando te escuché leer eso, con tus dos manitas agarradas del papeerio. ÑACA.