13 agosto 2009

Siempre que cada vez

Al buen o mal vino. Si los labios van a ser rojos y deliciosos de cualquier manera. Si como siempre nos va a recorrer un escalofrío por el cuerpo, el mismo, cuando entre besos nos quedemos desnudos. Si las pieles van a seguir siendo suaves, las manos, siempre las manos como asustadas pero decididas y apuradas. Del mismo modo que lo hacemos cada vez vamos a reirnos mientras la lucha encarnizada con el broche del corpiño, mientras las medias de lana grotescas. Si va a ser igual que siempre. Igual que siempre vamos a fumar mirándonos a través del humo, el reflejo opaco de la ventana en los ojos desnudos por ahora, por la noche, la mejilla rojiza y brillante. Y yo, siempre igual que siempre yo, igual que cada vez y que cada cama. Siempre amargo siempre triste siempre cansado siempre un poco depravadamente contento.
Pero hay una intersección, un puente, un pasaje a otro momento, un agujero negro, un escape, un poema, un José Lezama Lima y…
…Y el tamaño de una carcajada,/ rota por decir que sus recuerdos están recordados,/ y sus estilos los fragmentos de una serpiente/ que queremos soldar/ sin preocuparnos de la intensidad de sus ojos.

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