30 agosto 2009

Todo lo que se va a otro lado de la orilla

Todo lo que se va a otro lado de la orilla
no vuelve igual, amigo/a, no vuelve
porque ve otras cosas y escucha otros olores
porque hay otras cosas que le proporcionan calma
y porque ve que otros ojos tienen otras propiedades
y que su piel de colonia importada
se ensucia o purifica dependiendo de dos variables
de un destino
que enmudece mientras nosotros
los que quedamos viendo
de este lado de la orilla
la partida de un fabricante de ausencias
como lo es el lenguaje que esteriliza, que castra
pedimos que si vuelve (y hasta sabemos/creemos que va a volver) sea lo mismo
¿pero como si soy otro
y no el que empezó el poema?
¿Cómo le exijo al amor que sea el mismo al terminar?
¿Cómo le exijo a la luz que sea la misma si la apagué
si sufrió el contacto despectivo con las sombras
cuando la saqué de mis ojos, de mis memorias, mis maneras
mis papilas gustativas
que bailan
se envenenan, se enredan
al saborear tu paladar (amante)
por última vez, esta tarde en que llueve caliente
y se que será la última, que te vas
para volver
siendo otro?
y si nos acostamos
si nos miramos
si nos apetecemos
habrá ausencia de nosotros
porque seremos otros los que lo hagamos

Quien escribió esto tal vez se halla muerto

1 comentario:

recuerdo el silencio dijo...

¡Que bueno que haya tanto espacio entre los signos de pregunta!