12 septiembre 2009

Patos II

La interpretación de los patos en los sueños:

La aparición de los patos en los sueños tiene un significado completamente desconocido en la actualidad. No son criaturas con ninguna fama mística: no tienen constelaciones propias, y nunca aparecen en las borras de café. Sin embargo, nunca se negó que puedan representar algún tipo de preludio.
Los patos pueden manifestarse de diferentes formas. En los enredos de la psicología humana, los diversos símbolos que pueden aparecer en los sueños toman un rol casi definitorio dentro de la vida de un ser. Ergo, encontrar el verdadero significado de los patos, no sería hacer justicia solo para ellos, sino también para todos aquellos que quieren sentir que soñar con un pato podría aportar emoción a sus vidas




Apéndice:
El pato aparece.

Los árboles se alinean infinitamente. Sus ramas se mezclan, sus copos se unifican y forman una cúpula, por la cual la luz se filtra de a retazos. Baja como haces perpendiculares que cortan levemente la oscuridad.
Ella camina con los pies descalzos sobre la hierba, su pelo castaño ondeando al viento. Cae de rodillas. Se encuentra ante las narices de la muerte.
Una mano fría despeja su frente del cabello que cae sobre sus ojos cerrados. Las hojas comienzan a caer, se encienden en llamas mientras zigzaguean hasta llegar al suelo.
Los alrededores desaparecen, la luz comienza a filtrarse violentamente, casi se ve su deseo de llegar en plenitud. Comienzan a caer plumas, donde había nada, nace un lago. Los patos nadan con calma, en silencio.

- No hay dirección al deseo
- Hablas con el pelo rubio
- No hay dirección al pasado
- El temblor en los labios
- No hay dirección a las sombras
- Los párpados dormidos

La vibración gélida de aquella voz se aleja. Ella cae, rendida, sobre las hojas muertas. Los patos la observan desde se humilde percepción, y nadan. Nadan. Nadan.



El pato coexiste.

Un pato amarillo recorre los pasillos de una casa que parece no terminar. Grazna, y observa detenidamente. Se para frente a una puerta y espera. Los minutos caen sobre el, lo mojan de tiempo. El pato vuelve a graznar, empuja la puerta y entra.
La habitación se encuentra llena de panaderos, el pato camina sin advertirlo. Algunos niños se levantan de su lecho y bailan erráticamente. De pronto la habitación se mueve, y es un tren. El pato sabe que es un tren, silba un tango, se sube a una tarima y comienza a cantar. Los niños resbalan con el traqueteo y se esfuerzan por mantenerse en pie.
Los alrededores desaparecen. El pato queda solo, caminando sobre un libro en blanco. Una cereza rueda hacia el, y el sabe, por supuesto, que se trata de la cereza del zar. Pero el zar ha desaparecido ya, en busca de sus anteojos.

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