09 noviembre 2009

0445241 – 1351 – 302 – 39 – 40

Llegamos con las espaldas castigadas y los hombros vencidos; pareciamos mulas de carga. Pero mulas y todo, llegamos, con algun minuto de margen casi casi sobre la hora: 302 decía el cartel y yo no lo había visto a la altura del 301 y por eso pregunte en el 301 y me dijo que estaba mas adelante y no descansamos hasta llegar acalorados y transpirados hasta nuestros 39 y 40. 39 y 40 primero recibieron las cargas y recién despues recibieron nuestros cuerpos ya desprendidos de sus abrigos indeseados y los suspiros aparecieron y las palpitaciones tardaron en estabilizarse pero ya habíamos llegado y el claxon cercano anunciaba que la empresa apenas comenzaba y contentos nos besamos con la relajación de quien termina una maratón o escala una montaña o quien cumple una misión y reflexiona inconscientemente y sin pensar en todo lo que tuvo que pasar y pisar y pesar para llegar a esa meta, esa cima, ese final del recorrido y entonces comenzamos a ser felices por nuestro presente que sería efímero por muy largo o corto o mas o menos que nos haya parecido o me haya parecido o le haya parecido. Entonces aterrizamos a la tranquilidad y digerimos algunas palabras de Julio, de su parte, y de Eduardo, de la mía, pero no por mucho tiempo ya que me pide que haga mate y los sanguches milanezcos pero de génesis porteña comienzan a desfilar primero de a uno y luego de a dos y hago mate y hablamos un poco de la vida seguramente mientras el pan se me pegaba entre los dientes y el paladar pero qué me importa si sólo es pan. Galeano ya no era compañía asi que por mucho que me haya pedido que no por envidia o soledad yo me pongo los auriculares y luego de buscar mi música agarro algo que no me canse pero me abraza y entonces la música ya no me importa y la dejo sin haber escuchado mas que un par de minutos pero no me importa porque me abraza y me abrasa. Entonces de a poco la noche se hace mas profunda y cada uno se hunde de a poco en su mundo si bien nuestros cuerpos nunca dejan de estar en contacto pero yo comienzo a tener esas conversaciones que tengo conmigo mismo en mi cabeza y me resuenan canciones pero no me acuerdo la letra y me ayuda y cantamos un poco algunas canciones que siempre compartimos y me pide que toque la guitarra y toco la guitarra y toco lo que siempre toco y se ríe de mis caras pero no me importa porque yo también me río pero estoy incomodo y entonces la guardo y voy al baño y vuelvo y estaba en mi lugar y luego yo en el suyo pero no me importa porque sigue a mi lado. Y no se si el rayo cayó o partió y sólo mucho después se que sólo fue visto pero no me importa porque sigue siendo motivo de conversación conmigo mismo en esas conversaciones que mantengo en mi cabeza. Y en un momento me dan ganas de escribir y comienzo a figurar la forma y el contenido y el contenido es la forma o la forma el contenido y me doy cuenta que todo lo que pensaba lo traducía simultáneamente para volcarlo al papel pero no tengo papel y las luces ya estaban apagadas asi que sólo deseo no muy fervientemente no olvidar lo que estoy pensando para fijarlo en algún momento pero no me importa porque ya lo pensé y en todo caso sería anacrónico pero no me importa porque estoy escribiendo. El sueño me cae de a poco y las conversaciones se van esfumando paulatinamente y duermo y despierto pero vuelvo a dormir pero estoy incómodo asi que despierto y vuelvo a dormir pero mientras no duermo miro y veo poco porque la niebla y el vidrio sólo desnudan silueta pero no me importa porque me voy a dormir y en algún momento me duermo y no despierto hasta después y me doy cuenta en algún momento que la cima o la meta o el final llega y se acerca y me doy cuenta que no es lo que mas deseo sino el estar ahi esperando ese final o esa meta o esa cima sin llegar sino sólo esperando. Y vamos quedando pocos y cada vez menos y pienso en la triste actualidad del ferrocarril y eso sí me importa porque lo pienso y estoy triste. Y en algún momento ya es de día y estamos llegando y dice que ciudad de mierda y pasamos por el puente y mi hogar está cerca pero no me importa porque ya no es mi hogar pero no me importa porque está mi gente en algún lugar dando vueltas y no en el aire como dice la canción pero no me importa porque estoy a su lado y no del color sino del lugar próximo a su persona. Y no saltó tanto como tanto me dijeron y no fue tan tortuoso como muchas veces pensé pero nunca me importó porque no iba sólo y si bien nunca deje mis conversaciones interiores siempre estuvo a mi lado y no me dejó ni un segundo pensar en algo triste mas que lo que dije antes y entonces llegamos y nos separamos y yo espero con frío y me voy y pienso qué triste lo del ferrocarril.


mosquitero.wordpress.com

5 comentarios:

Kosma dijo...

Excelente, flaco flaca perro animal extraterrestre objeto semidormido, genial. Con lo difícil que es escribir en primera persona (o sólo a mí me pasará).
Pero ésto está está!

Lena dijo...

¡Santos textos geniales, Batman!
Al contrario, a mi me parece más fácil escribir en primera persona, pero nunca más fácil escribir un texto como este. Que cosa zarpada, yo en la computadora leyendo y tomandome un capuchino y vos escribiendo esto en el pasado. Muy bueno, me encantó mucho (y muchísimo más)

Freddie dijo...

Ni en primera ni en tercera: lo difícil es escribir verdaderamente bien, y este pibe o tipo lo hace más que muy. Maravillosa forma de disponer las palabras en un ritmo sincopado, muy a lo Kerouac. Brillante.

René Roche dijo...

Más que a Kerouac, me hizo acordar a Cortazar...

Freddie Egon dijo...

Más bien recuerda a los dos, y no es algo casual. De hecho la temática y manera de narrar de Kerouac en "Los subterráneos" se asimila mucho a la de "Rayuela" y en parte a "62 Modelo para armar". Siempre pensé que Cortazar era una especie de Beatnik latino.