20 noviembre 2009

La Pizzería

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La Corneta Atonal, el pequeño diario argentino, 7 de Julio de 2021, 22:30 horas. Policiales.


Por Enrique Sardina.

Hoy en el día de la fecha vemos otra vez la impunidad del poder. Siempre tenemos que sufrir la desidia y la inoperancia de la ley. Una mujer llena de vida y su marido, ambos trabajadores de la industria del diseño han sido asesinados. Las causas parecen complejas como también azarosas.

Sabemos una cosa, la pizzería era lo único que por ahora tenía conexión entre estas cuatro personas (esa fue la primera versión). Ubicada en Gascón y Corrientes, una tradicional pizzería porteña, “El Orégano” era cita de las familias de clase media. Se tiene a este lugar como apacible y había tenido la suerte hasta el día de la fecha de no tener accidentes fatales. Todo cambiaría esta noche, justamente este día, Marlene Ortiz, mujer de Pedro Ortiz empresario de la gráfica se encontraban cenando después de un día de trabajo no muy lejos de las oficinas centrales de la avenida Córdoba. La familia de los Ortiz es respetada por el ambiente y aparentemente no tenían conocidos. Ellos habían llego a eso de las 20:45 horas, según el relato de Hernán Puente, el mozo del lugar que servía en esa mesa. Él detallo: “No se veía nada raro parecían gente tranquila cansada después del trabajo obviamente, solían venir, no comían siempre pizza. Nunca discutieron en el lugar, daban buenas propinas, tenían pinta de buena gente, es una verdadera lástima”.

Todo estaba en orden, hasta que a eso de las 21:15 horas, dos personas nefastas entran por la puerta, clásicos hombres del estado y sus perrogativas. La prepotencia que los mueve es la suma del poder personal que tienen. Aparentemente también solían ir al lugar, comían Napolitana, “pedían que fuera con mucho ajo”. Ambos con historias violentas, uno de ellos de pelo largo y barba, el otro de pelo corto. Los dos estaban sentado en una mesa de espaldas, el infortunio quiso que vieran a los Ortiz. Luego de un rato, uno dijo; “Es Marlene, no ves idiota”. Claramente el otro ahí cayó a cuenta, propuso una visita. El primero que se sorprendió fue Pedro Ortiz cuando estos dos hombres se acercaron a la esquina de la pizzería donde se encontraban. Pero Marlene más que sorprendida estaba aterrada, y tenía razones. Los dos hombres la tenían amenazada desde hace años. No sabemos el porque algunos aducen un affaire con alguno de los dos mucho tiempo antes.

Se sentaron de un lado de la mesa, en el otro, los Ortiz, ambos se miraban, quizá el sorprendido era Pedro el cual estaba genuinamente indignado y quería hacer escándalo, mientras su mujer trataba por todos los medios que se calmara. Al menos esto es lo que dicen las personas que se encontraban en las mesas cercanas. Otra de las cosas que dicen es que provocaban constantemente al señor Ortiz llamando a su mujer “Gatita” en forma jocosa. Las cosas no iban bien, mientras que los Ortiz se quería ir, los dos hombres les exigían que se quedaran y que compartieran la famosa pizza napolitana que ellos solían comer. Claramente la señora Ortiz convenció a su esposo que eso era lo mejor. El hombre por lo que algunos dicen estaba entre sorprendido pero entendía que el miedo de la mujer podría tener algún fundamento. De hecho uno de las personas que estaba más cerca expuso que eso fue lo que pasó. Uno de ellos se sacó el saco y desde allí se podía ver como tenía calzada un arma a la altura del pecho.

La comida era bastante tensa, los dos hombres se tomaron una cerveza al hilo. Antes de que llegará la pizza. Parece que todas las preguntas que hicieron en sumamente ofensivas, en cierto punto ellos estaban esperando que el señor Ortiz perdiera el juicio. Puede que cuando esto pasó se originase el desastre. Algunas de las hipótesis dicen que el problema fue ese estaban a punto de matar a Pedro Ortiz. Este aún no entendía lo delicado de su situación, lo ridículo fue lo que paso después. Los interlocutores continuaron sus insultos y preguntas mientras seguían bebiendo cosa que hizo más inconsistente su agresión y mas lento sus reflejos. Fue allí cuando Pedro Ortiz cometió un error fatal, tomo una botella y se la partió en la cabeza de uno de aquellos hombres.

El otro entonces le apuntó a su mujer. El otro con la cara parcialmente cortada, levantó el arma y en una escena que ronda lo patético los dos, el agresor y Ortiz tironeaban con el arma. El otro sujeto estaba esperando que su compañero le metiera un tiro para que ambos se fueran de allí. Pero justamente eso no paso. Una cosa mucho más trágica la que recibió el tiro fue Marlene Ortiz. Al tiempo la mujer de treinta y dos años, caía con un agujero en medio de la cara seca en la mesa, despidiendo sangre. El estupor de su marido duro segundos, el otro hombre al ver la torpeza de los otros dos. Le mete un tiro tanto a su compañero como al señor Ortiz, dejando el lugar. Sin mostrar duda alguna de sus acciones, claramente se supone que este era el amante de Marlene o por lo menos eso es lo que se imagina por ahora.

La policía aún no ha sacado conclusiones en limpio. Lo que si podemos saber es que nuevamente la violencia tiñe la paginas de la actualidad y que la violencia esta al orden del día. Nuevamente la gente que el estado emplea para sus tareas actuales es de lo más detestable. No hemos visto un avance en una política medianamente humanitaria en meses, ya que en nombre de las “crisis” estos grupos armados se manejan con impunidad. No obstante aún tenemos entendido que este es un crimen pasional, aparentemente Marlene Ortiz fue una persona que durante su vida fue amante de los romances peligrosos. Esto no justifica las acciones pero da cuentas de lo enrarecido que se encuentra el escenario nacional, especialmente en el campo de la seguridad en la Ciudad de Buenos Aires.

Otro tema que aun da vueltas por las agendas del gobierno y por lo que se ve no se va resolver.

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