19 noviembre 2009

Matar el Hambre

Seria el cuarto o quinto tema, una versión demasiado lenta de  “So What”. La llamada del contrabajo con el dedo índice temblando en un re, la mueca del contrabajista con un ojo en el trompetista, el trompetista con ambos ojos en la boca de su instrumento, el baterista demasiado ocupado con el hi hat como para ver algo y el publico rompiendo en aplausos creyendo que todo formaba parte de un espectáculo lleno de efectos especiales.
Lo cierto es que durante los ensayos previos al concierto el problema se había repetido con cierta frecuencia y las pérdidas registradas no solo recaían en butacas y pedazos de telón sino también en tres empleados de mantenimiento del teatro y un asistente de la banda.
Las personas ubicadas en primera fila comenzaban levemente a sospechar que el incremento de la pasta negra en la boca de la trompeta no se debía precisamente a ningún tipo de efecto, y que el hecho de que el contrabajista arrojase su instrumento para ayudar al trompetista a separarse del caño, que parecía estar succionándole la boca, ocasionaba paulatinamente que algunos dejaran sus butacas para observar un poco mas de cerca.
Mientras el baterista, completamente poseído por la música, seguía marcando el pulso, el trompetista luchaba, ayudado por el contrabajista, para poder despegarse la boquilla de los labios.
Lentamente la pasta negra se elevo sobre las primeras tres filas de butacas y semejante a un arco iris descolorido (si pudiese ser eso posible) fue bajando lentamente cubriendo completamente a aproximadamente treinta y seis espectadores, la cuarta fila se vio un poco inquietada y gracias al grito de una señora en la butaca 45 todo el teatro entro repentinamente en pánico.
Corrían amuchándose en los pasillos, algunos foquitos pertenecientes a la luz de sala parpadeaban, otros se apagaban en pequeñas explosiones insignificantes y el público corría, el sector popular se fusionaba con el preferencial en una sola aglomeración atónita.
Los acomodadores, en un principio, habían salido inmediatamente a pedir que por favor todos volvieran a sus respectivas butacas pero el pánico colectivo también se fue apoderando lentamente de ellos que ya eran parte del gentío atolondrado.
Gritando, codeando, pataleando intentaban cruzar la salida de emergencias pero al estar haciéndolo todos a la vez esto resultaba imposible, algunos caían y otros pasaban por encima de los que caían.
Mientras tanto la trompeta sujeta a los labios del músico no paraba de tocar una sucesión de acordes agudísimos que atormentaban aun más la escena.
La pasta desfigurada se elevaba lentamente sobre el publico que se arrinconaba solo, el contrabajista ( que ya no ayudaba al trompetista ) observaba todo pero su mente había despegado, pensaba en un conejo, en un conejo blanco sin escapatoria frente a una serpiente elevándose frente a sus ojos, sus ojos rojos.
La pasta negra bajo y comenzó a escurrirse entre la gente, los unía, los pegaba a unos con los otros, espaldas con cabezas, pechos con brazos, uno por uno desaparecían en las profundidades de la masa.
Pensaba en el corazón del conejo, en la boca entreabierta de la serpiente y en los líquidos que recorrían su lengua. Imaginaba al conejo ingresando por la boca de la víbora, lentamente.
Los músicos sobre el escenario y nada mas, el baterista tocando enajenado, el contrabajista mirando animal planet en sus neuronas y el trompetista tragando, consumiendo la pasta negra, repleta de personas.
El veneno y la sangre caliente en los colmillos.
La trompeta sirviendo de embudo.
La cadena alimenticia o un plato de sopa.
Matar el hambre


FEREZEBEN 


3 comentarios:

noe dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Me gusta la verdad de lo que has escrito.

Lena dijo...

Ufff, me encantó porque es la conjunción de: un domingo (de los mejores de mi vida) escuchando muy-buen-jazz recreando a un zarpado Miles Davis + una amiga, un tinto y una picada (medio húmeda) + otra amiga apodada La Maga + un Cortázar inspirado y su cuento Las Ménades, un poco tragimusical como aquí.

Y BUENO.