23 diciembre 2009

Alejandra

Alejandra, que bebí tu vino negro,
que me desnudaste tan bellamente la muerte
por vez primera,
hija del viento, Alejandra.
Ya no seguiré tu rastro,
tu canto de arcángel.
No tengo conjuros para las bestias
del sueño, ya no quepo en mi palabra escondida.
Quedará tu jardín en la noche,
y el reverso del miedo, el envés del espejo,
el párpado oculto de la muerte presentida.

1 comentario:

Agu dijo...

ENVÉS que bella palabra que sacaste de la galera. Me habia olvidado que habias traido éste poema aqui. Bueno, ya he dicho, me encanta, aparte la sentis tanto a Alejandra, pero tanto, que no puedo más que sonreir.