13 enero 2010

Aquella noche que tanto esperamos

Despierto de tarde,
ciego, revolcandome,
entre calambres, retorcido.
En eso la angustia sonó
con el reloj despertador,
y la boca que supo a bolsa de cal.

Es que no entendés,
solía hacer amigos
en los bares de la ciudad,
midiendo vasos,
buscando el angulo
de cuarenta y cinco grados.

Así que no me hagas
el comentario chistoso
que no pienso reírme,
ni siquiera sé
donde poner la mirada,
como mirarte,
cuando me hablás.

Me abstraigo subrepticiamente
y me limito a llenar
cada espacio vacío
con un monosílabo
y a vos no te importa,
solo querés decirlo
y que yo permanezca sentado,
en esta mesa sin amigos.

Antes que venga la mesera,
de los que se fueron, me serviré
los restos tibios de cerveza

“Harry” cerró y Cristi volvió a Alemania,
Veto ya no baila desnudo en la avenida,
ni discutimos de zapatismo en la pizzería.

Hace unos años que es domingo a la mañana
y que vuelvo con el hígado roto
por la desilusión de que nada nuevo pasó
aquella noche que tanto esperamos.



http://alpanpanyalpoetavino.blogspot.com

5 comentarios:

Lena dijo...

GENIAL, si voy pasando un libro de Kerouac (si, es lo último que leí) y aparece este poema tranquilamente pienso que es de el.

Me encantó, caracho.

Agu dijo...

¿Vos te das cuenta, no?

todito lo tuyo, todito, todito es luz. Luz hermosa, eh.

akira dijo...

buen ojo! debo reconocer que cuando escribi esto tmb estaba leyendo a la beat jaja...agu lo tuyo.. sin palabras, te zarpas en generosa

Mileth dijo...

bello!

Facundo dijo...

Muy bueno. Te felicito, genial.