10 marzo 2010

PÓLEM

Yo la conozco usted es la señora que vendía flores en la calle moreno a la altura del novecientos cómo que no no me diga que no era usted vendía esas flores color pulmón que podían ensordecer cualquier mirada y respirar hasta el alma de Julia y mire que el alma de Julia es una de esas almas omnipersonales pero usted ya sabe no me diga que no le reitero que no me diga que no eran pulmón eran pulmón no sólo en el color yo le explico y no sé qué hago explicándole si usted las vende tanto me inframaritimaban sus flores que le compré siete no sé por qué siete le compré siete a Julia y ahí todavía siguen llevándose el oxígeno de casa moreno al setecientos tuvimos que mudarnos pero la casa igual ya no está siguen llevándose el oxígeno a su macrocentro porque la casa desapareció y ahora es un espacioso torrente de pólem contínuo que no cesa de respirar ni respirarnos vea intente intente pasar por la moreno altura setecientoscuarentaydós y dios trate de respirar y verá cómo se le va el alma como harina soplada de disfraz y se hace amarilla y un pedacito de usted volará por el aire en tono sol pero ese amarillo bien amarillo como la titila del semáforo de moreno y bolívar ya ve ya ve por qué tenía que dejar de vender esas flores? creo que mi alma es el entrecruzamiento de unas almas de pólem sí sí lo soy y me desintegro por el aire pero soy amarillo y usted no deje de vender esas flores que hacen tan bien al alma.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta.

Anónimo dijo...

Yo también soy amarilla.
¿¿Es de verdad esa hermosura??



Aguuuuuuuuuuuuuuuuuuu

Renzo dijo...

¿a qué se refiere estrictamente la pregunta? ¿qué lo qué? - como decimos aquí en el noroeste jaja.
¡y me alegra que usted también sea amarilla!

Renzo