08 abril 2010

Ana María (Anyúkin)

Porqué será que a pesar del pasar, hoy me acordé de vos, como me acordé ayer, y hace unos días. Pasé por tu casa de la calle Aráoz, miré hacia el balcón, me recuerdo ahí, hace tanto y nada, me acuerdo de tus correcciones de Segundamano y de tus quilombos de clase, y de nuestras agarradas ideológicas y de vos tratando de hacerme entender que yo no era lo que creía que era, (salame pequebú sin la mas puta idea de nada), de aquella cerveza enfrente de los 70 balcones que quisiste pagar y no quise y me acusaste de machista burgués con tanto amor que hasta hoy me suena a cumplido, con ese énfasis porfiado de seguro, ese acento gravemente chileno que te hacía tan atrayente, subido a tus eternas poleras grises que te daban ese aire de austera gravedad.
Hace poco hablaba con alguien de los amores que están aunque no haya proximidad, están no se sabe en qué profundo escondite del alma, y salen cuando quieren o cuando algo los evoca, y salen así, tan ligeros y tan vivos, como saliendo de un sueño, y te dicen buenos días, o buenas noches, y les das un abrazo, ¿cómo han estado?, yo anduve por aquí y por allí.
Nada más que veinte años me siguen a todas partes desde la sorpresa de tu carta qué venía del sur, desde tu sorpresa de verme en tv, y desde tu Jerónimo, nueva que el descontacto me debía, y nada más, y todo más, y nada menos.
Pero la serpiente gira y se muerde la cola, entonces acá estás otra vez, y te estoy contando en el descuento, ahí al lado en el banco de la plaza, sol y aire y espejismo de libertad, un sábado de esos de sonoridades eslavas, ¡qué fuerte presencia la de tu risa burlona de Particulares 30!, todavía siento la profundidad de tu mirada, y tu “¡pero Carlos, no es así!”, y mi silenciosa perplejidad ante tanta certeza.

Porqué será que me aparece esta necesidad de buscarte, estás en un punto de mi concentricidad que se ve lejos pero que está frente a mí, con la intensidad de una música que te evoca y que todavía no nació pero que ya se siente, te voy a encontrar y te voy a cantar una canción adeudada, y otra canción que te describa sin palabras, Anna María, como tu nombre lo indica.
Prometo volver, Karlos E.

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