09 abril 2010

Relato sobre el devede

Anoche, si mal no recuerdo, miré una entrevista a un filósofo, que se jactaba de varios pensamientos. Hablaba de poesía, de la psique humana, de economía, de política, de filosofía política y de otras hecatombes más. Pero lo que más me abatió, fueron estas palabras: “el consumidor es forzado a consumir, los bienes se gastan, son obsoletos, y así, el sistema capitalista forma su razón, y se perpetúa: continua en su subibaja”.
La noche se esfumo cuando mis ojos marcaron el comienzo del día. Mis mañanas típicas se rinden en mates, a veces en café con medialunas del bar de la vuelta, un poco de diario (de irrealidades rutinarias), alguna que otra novela o poesía y alguna locura escrita. Como esta. Aunque sólo un mate, y un poco de ruido de lluvia que golpea en la chapa del estacionamiento, me llevaron a recordar, por esas flacas inspiraciones matutinas, en la situación en que había sido participe el día de ayer cuando, por esos percances de la vida, tuve que recurrir a un técnico electrónico para que me repare el DVD porque no le andaba el sonido. También, cuando fui, le pregunté para que me repare el de mi vieja. Le comente que a ese no le andaba muy bien el lente, por lo que me respondió: —Seguro ese no te conviene arreglarlo, por el precio, no es porque no quiera trabajar, sino porque el repuesto es caro. Seguro te termina saliendo más barato uno nuevo.
Alguien se tiró de bomba a la pileta, y me salpicó. En esa situación, en la que mi vista se ocultaba de las gotas de agua, entendí que el precio del repuesto era apenas más barato que la compra de uno nuevo, y ahí, resolví que estaba siendo forzado a consumir, a comprarme el nuevo aparato.
Al otro día, cuando fui a buscar el DVD, el técnico me dijo que este tampoco tenía arreglo, que la placa de sonido se había roto y que en Argentina no la tenían.
—Che, mira que no te lo pude arreglar—me dijo—. La placa ésta, de sonido, se consigue sólo en Europa. Lo único que podés hacer, es el cable del audio, enchufarlo al equipo de música, ¿entendés?
—Ah, pero el equipo de música lo tengo alejado, y además es viejo, no creo que me sirva.
—Entonces nose qué decirte, viejo—me dijo, desahuciado y dejándome sin alternativas.
—No puede ser que pasen estas cosas. Te saca trabajo a vos, y yo, soy forzado a comprar, y nose qué carajo hacer con este aparato, que ahora es basura ¿Te das cuenta? Qué bien armado está el circo.
Terminé por rendirme, y dando un saludo de resignación, al momento de desinflarme.
—Bueno, gracias de todos formas. Hasta luego.
—Hasta luego.
Al llegar a casa, mi cien levantó temperatura. Se lo conté a mi vieja:
—No puede ser que jueguen así con tu cerebro, es terrible, te quieren engañar ofreciéndote uno mejor, uno nuevo, y sin embargo, lo único que estás haciendo es manteniendo este maldito aparato que racionalidad forma. ¡Carajo, mierda! Se pierde todo, dentro de poco ese tipo ¿qué va a arreglar?, nada. Y yo, me voy a llenar de DVD.
Al rato, estaba más tranquilo, tal vez, por haber entendido esta forma de vida y el camino por el que se conduce, riendo en el balcón.






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