Impertinentes me caminan
Las baldosas
La lejanía de la vereda
Atravesando el asfalto de la calle
Me hace sentir vacío
Con cada paso
Retrocedo en el tiempo
Me reciben las caras que despedí
Las palabras que mencioné
No
Corro de este error conceptual
Y vuelvo a las calles
Pasando de largo las plazas
Envidiando las casas de estos barrios
De atrás me alcanzan
Sin agitarse, ni con apuro
Seres que me acompañaban
Compañía que no me incluía
Agredida por mis espinas
Era
¿Cómo se lo permitían?
¿Cómo no salía yo expulsado?
¿Cómo no me ven que estoy cerca?
¿Cómo sueno presente en semejante lontananza?
¿Quién de todos los que me rodea es yo?
¿Quién se permite atravesarme?
¿Quién no se contagió aún?
Impertinentes baldosas
pobres víctimas de las raíces
Las plazas están siendo buscadas a ciegas
por dedos que tantean subterraneos
Toda la naturaleza sufriéndonos por igual
la estresante presión de pies planos
Entre los cuales, algunos que otros
son pies de plomo.
2 comentarios:
Qué buena estrofa de preguntas.
Y casi que me siento ahí, eh. Casi una baldosa. Vos y tus espinas.
Qué viva la poesía, hermano !
Ésto se me apareció en imágenes muy pavánicas: reflexiones muy profundas en pasos lentos. Hermoso, hermoso.
Renzo
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