29 abril 2010

Inventario de Sueños

Ojos cerrados. Pulso bajo. Nuestro hombre, un luchador, creador de enigmas, esta previendo sobornar su intelecto. A punto de intentar de manera absurda evadir los pequeños detalles que la mente, por causas diversas, decide archivar en una parcela angosta, quienes decidían llamarla Materia Gris.
Sin embargo, sus esfuerzos de grandeza por querer combatir contra aquellas larvas que reptan en el celuloide, fueron vastos y entro en sueño.


Testimonio de Ciro, confidente de Jaime:

“Yo estaba a su lado, confesé. Dije que era un hombre discreto, sumiso, algo burlón y quizá, hasta en su propia contradicción, algo temeroso. El hombre que me miraba desde la puerta uniformado, con su barba candado y todas sus pautas guardadas en el bolsillo de la camisa, remendado seguramente por su esposa alguna escafandra sin gusto. Me hizo una intensa batalla de preguntas hasta que conteste < que solo pude presenciar como entraba en sueño >. Este pareció un poco indeciso, y escrupulosamente abrió su bocaza lanzando su respuesta con el mas alto de los ímpetus, como todo buen borracho, Dijo < que yo era quien habida ocasionado la muerte de “Nuestro hombre”> Lo mire desconcertado, esperando que desde el otro lado de la cama el cadáver hiciera alguna señal, pero fue totalmente en vano.
Por fin, la escena de la discordia fue dejada en manos de “especialistas” y me retire”.


Jaime, “Nuestro hombre” (Relato):

“Estaba en la misma habitación donde dormía. Por suerte, era uno de esos sueños en donde uno tiene el control y algunos expertos llaman “sueño conciente”. En parte, no tenía la menor idea de lo que hacia ahí, pero para mi gratitud, estaba plenamente tranquilo de que no debía hacer prácticamente nada. Incluso ya había terminado mi labor. Asíque no tenia nada de que preocuparme.
Cuando pensaba en distenderme y casi empezaba a borrar el sueño, comenzaron a filtrarse algunas imágenes borrosas, como flashes de alguna escena cinematográfica. Comienzo a ver el mismo cuarto pero con un color rosa bien radiante, y a sentir que había tenido un día aterrador y que la persona encargada de la decoración había caído en una repentina búsqueda de su propio “yo” a priori de mi demencia de que toda pared de una habitación debe ser de un solo color y ese color era únicamente el blanco.
Empecé a enmudecer, no podía casi respirar, y entre esa sombra que se venia encima de mi, vi que el cuarto comenzaba a tener movimiento. Aparecían una serie de personajes “freaks” que querían consolarme, me daban su pésame, mientras una mujer del tamaño de una mesita de luz los hacia desfilar rápidamente para no sentirme intimidado.
Hice todas mis fuerzas por despertar, pellizcarme, morderme la lengua de rabia, pero era imposible, estaba atrapado en esa pesadilla. Sentía como los latidos del corazón casi se fugaban de mi, y sin mas veo un destello de luz que salía por debajo de la puerta de entrada y lentamente, comienza a abrirse.
Mi cuerpo comenzó a susurrar palabras por lo bajo, tenia una rara sensación, y vi que por la puerta asoma la cabeza, una persona que hacia llamarse como mi madre, tenia la apariencia de mi madre, todo lo que una madre debe tener, pero bien yo la conocía a ella, y sabia que no tenia ningún parentesco relacionado en la cadena de mi ADN.
Me grito histérica, haciendo recuerdo de sucesos familiares, me reto como a un niño por haber roto su juego de vajilla preferido. Vaya y pasen esos sucesos, desaparece aquella persona que se hacia pasar por mi madre. Veo a la mujer con forma de corcho bañado en grasa de pollo de hace días hacerme gestos y hablarme de que las mujeres solo pretenden una cosa de los hombres. Y que los hombres no pueden ser personas certeras y que fallan en su hallazgo, y que por eso yo me encontraba ante esta pesadilla, que no había forma alguna de que una persona como yo siga viviendo. Alguien que vive únicamente de su trabajo, de la valentía de los demás, y que sin juicio alguno, ninguna persona seria capaz de lidiar con un tipo de mi especie. Se retiro ocasionando fortuitamente un tropiezo. Y al levantarse desapareció.
Me sentía terrible, estaba asustado, pasmado, aun seguía creyendo que era un sueño.
Y en cuanto me despisté, perdí la atención, el seno de la conversación, y precisamente hablando de senos, comienzan a brotar lentamente, como si alguien estuviera inflando un globo desde atrás de la pared, cientos de “senos” a punto de explotar, que bailaban al movimiento de un concierto de Chopin, casi sin repetir su forma. Y como si fueran pupilas, todos ellos apuntaban a mi. Era tan irónico, que largue una carcajada, la esbocé lo más fuerte que pude, y al decaer mi risotada, se hace un hueco, un silencio de ultratumba. Y sin más suspenso, comienza a brotar desde el símbolo maternal, primero el calostro, y luego la definición mas exacta: leche tibia maternal. Era como un niño recién nacido, con vello en las piernas, pero que lo único que no quería era beber de esa leche y mucho menos morir en la viscosidad.”

Jaime desde el cielo, les desea suerte a todos los hombres.

Y como todo relato, nunca sabremos bien lo que origino esta mala pasada, pero sea lo que sea que haya sucedido, tuvo su consecuencia, quizá fue muy cruel hacerse con la vida de este joven. Pero que morir rodeado de pechos inflables, no es un lujo que puede darse cualquiera, siquiera el mismo Hugh Hefner.

1 comentario:

Lena dijo...

Gran, enormísimo final. A mi me ha gustado mucho, me reí, sentí ironía y una gran y efectiva comicidad. Parolés, parolés, con decir que me gustó, ¿es suficiente?