19 mayo 2010

El Gran Paso

En México un hombre cansado y con tres hijos maduros vive, después de su divorcio reciente, en un departamento que esta en el 5 piso de un edificio gris.
La ciudad de DF tiene ciénagas ocultas en cada esquina.
La gente las ignora, y profundamente ignoradas, las esquinas construyen como hormigas su propia fortaleza de sueñera y de abismo.
Pero no toda la gente puede ignorar ese simulacro; un hombre que esta cansado y logro cumplir las exigencias de tener hijos, comprar un departamento y perder a una mujer, corre el riesgo de ver a esas hormigas silenciosas hacer sus castillos infames en cada cuadra,
En cada amarga banca de las Plazas.
Las hormigas son precavidas como los instintos, y no duermen.... arman algo que (sospecho) ellas no pueden entender. Edifica terribles torres de un vidrioso sentido.
Piedra y sangre.
Una sobre la otra se esmeran en darle cuerpo a eso que la Ciudad toda prefiere olvidar.
Bah, toda es una exageración, el hombre no puede olvidar nada, su silencio y su estado de cansancio animal lo obligan a respirar del mismo aire que respiran esas hormigas.
Su edificio gris se atesta de Hormigas por las noches....
Una madrugada, el hombre se movió de un lugar del departamento a otro para tomar un líquido transparente que no hizo más que avivarle la sed y el cansancio.
Setecientas cuarenta y nueve hormigas invadieron su cama; lo desterraron de ese primer lugar. Las hormigas son territoriales y frívolas a veces, pero su incesante correr por las paredes dan una nefasta impresión de vitalidad.
Eso, suele reconfortar sensualmente al pobre hombre.
Digo pobre porque perdió así su casa entera.... cada movimiento significaba perder un lugar: el baño, la cocina... el comedor y los muebles.
Una noche, contraído en el lavadero, ultimo bastión de su personalidad, el hombre vio venir una columna de hormigas como una lanza hacia sus zapatos.
El sabia que lo querían desde el principio... pero las hormigas no son indecentes.... son tímidas y respetuosas... prefieren apoderarse de su casa, de sus muebles y de su aire, antes que tomar arrebatadamente la integridad gris de un hombre cansado.
Pero ya era la hora de dar el gran paso.
Las hormigas lo escalaron y vistieron como la sombra de algo magnifico sobre algo pequeño.
Sus hijos eran mayores y ya tenían familias propias... ¡que bueno que puedan emprender sus propios proyectos!, pensaba a veces como quien lee un ingrediente de una vieja receta para hacer galletitas.
Paula era, ante todo buena madre, y eso era algo que se debe agradecer, como buen padre que se consideraba a él mismo.
Una hormiga temeraria se metió por la boca y las otras la siguieron.
Después de todo ser soltero a esta edad era una forma de revisar el camino y sentirse orgulloso de todo.... errores y aciertos, era una forma de ser feliz con sus nietos quizás.... ¡¡¡¡una nueva etapa de la maravillosa vida!!!!
Nunca las hormigas habían sido tan violentas...

Mientras se moría con alguna dificultad, el hombre sintió como en su hueco interior, algo se estaba construyendo.

2 comentarios:

Lena dijo...

Dos adjetivos: atrapante e interesante. Me gustó.

Tu Sol sigo a Roetana. dijo...

Si, es justo lo que dice Male.
Al principio un par de frases me volaron la pelu.


Un abrazo.