07 octubre 2010

cómo explicarle al viejo que vende pirulines

que seguís sintiendo los cachetes iguales
que de niña cuando le pedías un pirulín
tras las rejas de tu colegio
donde enrejada y encontrada por la falta de fe
desististe acerca del sentido de la rayuela


¿pisar números? ¿qué era eso?
si, con zapatillas y sin dudar.



cómo puedo yo qué hacer
decirle al gato que acercarse a esos hongos
por los que pasa y pasa su patita
le va a hacer mal
cómo en que punto
puedo yo decirle a pablo
que se está matando muriendo en cuotas
con esa mentira de los préstamos y del banco
no te mueras tan así de golpe
le vas a hacer daño a los nenes
y a tu novela nunca editada.


bajtin hablando del discurso interno
mientras nos atravieza la urbe.


¿es esa la manera? - le pregunto en silencio -
a la chica que me mira sin mirarme
es esa mujer mujer mujer ¿es esa?
¿tu forma de reclamar justicia?
respirando fuerte a mi lado
mirándome con la cara de todas las mujeres del país
( incorruptible país )
¿esa es tu manera de gritarme el canto
el norte el baile el altiplano de la muerte
tu dolor existencial a medida que te alejas
para hundirte en el pantano que sabe a la sal
de todas las pestañas que perdiste
en la ducha llorando el fracaso totalitario
del feminismo en tu nombre?


se arranca desde la tierra, querida...
pero venimos del agua, bueno
se complica ser racional entonces.


yo tiré más de cinco monedas a distintas fuentes
y los deseos no vinieron y vuelvo a las fuentes
y los deseos no vienen y a eso sumarle
los 19 años de pedir los tres deseos del cumpleaños
la bicicleta que me olvide en el patio de nerina
y todas las huellas que vivo dejando en las esquinas
al recorrer las mismas calles para luego ir a buscarlas
y siempre olvidar qué es lo que había dejado escondido
tarjetas germinaciones cigarrillos libros.


¡libro libre argentino!
así encontré en la recoleta un libro de poemas de blake
en la lápida de sarmiento.


la colectividad si que sabe donde dejar las cosas para que las vean otros.
vamos, una sabe los techos el prisma
en el que todavía se puede guarecer de la lluvia
de los cascotazos sin freno
de la siniestra cara de borges
y del entrecerrado ojo del sapo
que me mira hace kilómetros desde el pasto
parado en el mismo lugar como una piedra
donde también llueve hace cinco años
( y nunca se escuchó cantar un pintor
volar a un violín ni llegar un poco al vértice de alguna estrella )


asunto cerrado pues:
la bombilla se tumba en todo el planeta
justito a la mitad del mate, y no hay con qué darle.

2 comentarios:

Lena dijo...

Es lo mejor, es lo más conmovedor lo más doloroso lo más lindo que escribiste hasta ahora, y de lo mejor que he leído en esta condenada revista.

Martín dijo...

qué lindo