Cuando me retiraré de este mueble obsoleto, viejo y juez de episodios sedentarios, de canchita, cerveza y sexo oral sin discusión. Nuestra energía era infinita, no teníamos miedo, el tiempo tropezaba y nosotros celebrábamos. Mientras esto pasaba, los malvados reían, se tiraban nuestra plata en prostitutas, “expensive” tragos nosotros utilizábamos el método etílico de ron con gaseosa + cenizas de cigarro, porciones inmensas de desperdicio humano, hígados y sangre. Escuchábamos canciones de amor, violencia, todas menos las propias, eran demasiado bulliciosas. Pero la vida en una caja de música nunca es duradera menos segura, se desgasta con el tiempo y el polvo asesino en los rincones. Cambiemos, nunca seremos tan pasados, renovemos nuestros votos mentales. Trabajemos hasta tarde, mientras las fuerzas no se acaben y la paciencia juvenil no llegue al punto de transformación, comprémonos cosas y olvidémonos de los otros, de nosotros, del niño que fuimos del que podemos ser, ahoguemos los ideales en una tina de licor y amor hipócrita, entreguemos el tiempo a la codicia, a la ciudad y a sus barreras. Conservemos un mundo de apatía y tabaco, luego, pongámonos tristes por que poco a poco el tiempo se acorta y la capacidad de nuestro ipod también. Trabajemos, durmamos, y leamos el tele cable mensual, así estamos bien.
Maritza levantó los pies sobre la mesa de centro, tiró su mano derecha hacia atrás y la izquierda buscaba el control remoto… two and a half men estaba por comenzar.
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