12 abril 2011

Ve adelante

Ve adelante... como la anterioridad del rostro que cruzará sus ojos en mí, desmantelando cada sistema de gotas verdes, verdes como la miel de tu silencio que se asemeja a cualquier eterno y vasto y descomunal torrente de miel.
Voy en retroceso como la espuma, como tus sábanas en rayuela, en saltos, terribles, en absurdo, siendo hasta cuándo y hasta qué, mordiendo mis dientes por el chillido en perturbancia de la estupidez.
Somos un pasaje, nos premasticamos y mordemos insuficientes y buscamos la suma del sediento inacabado. Somos la lufadencia de un rostro que mirará con anterioridad los rostros, llenándome de caracoles las manos para trepar por las ramas del aire y colmándote de idilia sin motivo de pictura, sin motivo de colorido pero con color tan verde como el azúcar de la miel que lo abarca todo y en la sed y en la expectativa y en sus ojos de sistemas de mundo, de luz universal, de aroma tácito que penetra los oídos como pétalo de limón.
Los tiempos pasan lista al otoño con sus invitados fugaces y ocres, fragmentados, pisoteados por la escarcha, inútiles pero sombríamente refulgentes.
Los tiempos pasan, el otoño perece, las verdes son un puñado de hojarasca en tu nombre. Tu nombre en mirada, tu nombre perspectivamente visual y prenamorado.
Ve, ve hacia adelante como la anterioridad.

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