07 agosto 2009

Tríptico de amor (parte III)

Posludio de lunático amor

En tu dormitar dorsal y transversal te oblicuo una zancada de locura
en la dolencia umbilical de tus clavijas,
en la ululante agonía de todas y cada una de tus teclas.

Te inyecto por hoy y hasta que se tiña el mundo de elocuente y absurda iniquidad,
bordeando los lindes de mi turbio infierno lunático,
este mortífero amor varado entre las 5 y las 6 de cualquier madrugada,
desde la cubicidad difusa de mis funestos pensamientos.
Alineación al centro
Es la diana de mis dedos tu cuello retorcido
y es la diana de mi locura cada centímetro cúbico de tu no tan inocente mirada.
De cada microlitro que se evapora día a día
entre salvajes mordidas , de tu extinta, quizás mañana,
existencia.

En cada veta de tu diabética silueta,
en cada kilómetro de tu piel y con toda la precisión de una pulga.
Con la exactitud de un microbio que roe y corroe tu corrompida naturaleza
de bestia firme que me toma por detrás en opulentas horas de la noche.

En un nicho / lecho de flores y clavos
de sauces que no lloran, y cipreses que no cantan.
Te mato, tiernamente y con mi enferma voz
al entregarte, desposeyendo, este amor que me hace añicos
y que descose y sutura eternamente
tu piel tan lastimada por mi piel.


1 comentario:

Anónimo dijo...

LUNÁTICO AMOR

Como la nieve, cubriré de blancos tus cavidades y, lentamente, con una uña arrancaré pedazo a pedazo lo restos de tus desgarradas pieles…
Amándote en la locura de escurrirme entre tus piernas y llenarme de tu sexo, hasta destriparme con violencia ululante el ombligo que me somete.
A cada segundo en que mi ubicuidad se nutre de tu cuerpo flameante aferrándome a la pureza de tus ubres y muriendo visceralmente, repensándote en la cubicidad de mis limitaciones entre las 5 y 6 de cualquier madrugada.
Y es mi cuello colgante producto de la diástole que merma mis suspiros y los encastra en agonía placentera bajo mi, no tan inocente, mirada, que se evapora con cada microlitro de mi abrumadora existencia…
Durmiendo, a medias, en la desnudez de mi bestialidad y mi diagonal perturbación, es que te espero, para tomarte, nunca de otra forma, en las opulentas horas de la noche y ferozmente estrujar tu corazón, rodearlo con tejido conectivo, disgregarlo y aplastarlo con la fuerza del amor; tan derruido por mi amor…
Mi amor, que te mata tiernamente y descose las suturas de tu piel para que pueda entrar mi piel…