30 noviembre 2009

El Hombre

El hombre sereno camina en la horilla, y mientras, medita. Lame la arena con los pies. Siente cada granito. A veces una almeja.

Algunos días un pájaro se posa en su hombro. Le acaricia la piel, lo cuida. Y engrandece más aún las inspiraciones con que el gran hombre vive. El pájaro se hace eterno en su hombro, y llega a una permanencia divina. Hasta que llega entonces a la impermanencia y desaparece.

De a ratos el agua sube de una oleada y remoja sus pies. Lo incita pues a girar su frente, sus hombros, su cadera, y entrometerse en las profundidades y bucear erguido entre las aguas. Sospecha. (Todavía) prefiere continuar por la orilla.

Vibran sus orejas conquistadas. Emanan espirales como humo en forma de embudos. ¡Respira por las orejas! Se acomoda a la música que levemente lo mueve. Iba desde pp a ffff y hasta llegaba a un pppppp, lo que significaría un séxtuple pianissimo!
El cuello se desliza en el aire como si el viento le hiciese cosquillas, o como si fuese éste una serpiente que explora y se regocija en cada espacio. Esto hace que sus ojos se relajen tanto que se ponen blancos o se cierran y pesan sus párpados.
Muy pocas veces teme. Sucede cuando algo le aguijonea justo al lado de la séptima vértebra. Recuerda allí cuando la voluntad no le alcanzaba para escapar de la estructura. Allendes veces que imágenes absortas de pensamientos, le reclamaban su presencia. Intentaba socorrerlas pero un impulso de cuidarse lo amarraba a las estructuras, horribles en sí mismas. Dejaba morir entonces, involuntario, esos pequeños mundos hermosos, que lo invitaban a salvarlos.
Asesino de lo bello, se derramó ante su fuente original, el retorno final. Danzó hacia la oscuridad. Dejó así este hombre de considerar oscuros algunos pensamientos. No lo oscuro como terrible, sino como lo que está y no podemos ver. Como aquellas cosas que se guarecen del otro lado de la luna.
Danzó hacia la oscuridad y se entregó a Ser lo oscuro. Los iluminó y se les hizo así un lugar. Entonces cambió de creciente a llena, de llena a menguante, y de menguante a nueva. Y prestó atención a cada materia oculta, y por ello a oscuras. Transformó la luna en un todo maleable, que mostraba cualquier parte de sí, siempre que él pudiese reencarnar aquello que elegía.

1 comentario:

Agustina dijo...

Para mi que es el génesis del revés.
Que sería como el Apocalipsis. Pero hermosamente escrito. No sé. Pienso en Heroés y Tumbas, cuando el tipo se acercaba a-ese-ojo-brilloso-en-el-anfiteatro-que-se-encontraba-debajo-de-la-superficie, y va haciendo metamorfosis de animales por haber. Lindo.