30 mayo 2011

Marcha Mundial de la Marihuana

Sábado. Me levanto temprano… bueno, no es temprano, son las doce, pleno medio día, pero es temprano si tenemos en cuenta que me acosté a altas horas de la madrugada, por lo cual, me despierto al menos “prematuro”.
Vivo en una habitación de chapa, en una terraza de un PH antiguo en Parque Chacabuco, así que figúrese usted, lector, el calor que hace  a las doce si el sol pegó toda la mañana, como hoy. Escucho el despertador en una nebulosa alcohólica, resaca de una botella de tequila que estuvimos “catando” con unos amigos en la noche del viernes. Tengo que llamar a Caba, un amigo con el que quedamos en ir a la Marcha Mundial de la Marihuana, pero no tengo crédito en el celular y tengo que salir a conseguirlo. Mientras camino por la calle Asamblea en busca de un kiosco (todavía un poco barrilete) pienso que el hermoso sol que está brillando parece presagiar un buen día, un buen día para la marcha.
Ya bañado, ya encafeinado y con dos porros de buen cogollo armados en mi estuche de gafas me dispongo a emprender la caminata hacía el encuentro con Caba y Selva (su novia) de muy buen humor. Para sumar a mi buen humor llego a la casa de Selvi, casa que no conozco, y me encuentro con lo que yo llamo “un grato momento”: desde que entro siento un riquísimo olor en toda la casa, esos olores que no vienen en sahumerios ni en aerosoles, sino que son la suma de aromas que hacen a la onda del lugar y esta es muy buena, los ambientes están adornados con cuadros pintados por la mamá que es artista plástica, me reciben con mates y facturas, en fin, disfruto mucho de ese momento (que habrán sido unos quince minutos). Probablemente gracias a ese estado de ánimo es que se me ocurre escribir este artículo, me dieron ganas de hacer.
En el subte, yendo a la marcha, reina una incomodidad total, casi puedo sentir las ganas insoportables de todos los que vamos ahí de llegar a destino para salir de ese vagón nocivo. El traqueteo torpe, maquinario y ruidoso está lo mas alejado posible de la armonía y la tranquilidad, paradójicamente, en el medio de ese escándalo, la gente se mantiene en un silencio de iglesia, una completa falta de interacción, cada cabeza es un mundo y a nadie le interesa saber que pasa en el mundo de al lado. “Esa es la vida que se nos propone”, esa frase también la habíamos dicho la noche anterior con unos amigos en la fiesta a la que fuimos, había un tipo muy muy borracho que no paraba de molestar a todos con sus balbuceos de ebrio perdido y sus bailecitos al borde de la caída constante, se había pasado y estaba demasiado goma, al borde de causar problemas (en casi todas las fiesta hay uno de esos), con mi amigos, además de reírnos, comentábamos que, dentro de los marcos de la ley, ese es el estado mas elevado al que se puede llegar: a ser un boludo insoportable a punto de recibir una paliza, eso es lo más “high” que se te está permitido llegar, habiendo cosas como hongos y lsd que te abrirían “las puertas”. Una vez mas la ley muestra estar errada, una mas y van… “Ese es la vida que se nos propone”.
Ya salimos del subte, ya estamos en Plaza de Mayo. Este es otro ambiente completamente distinto, de hecho es el polo opuesto de lo que pasaba dentro del subte, bajo la calidez del sol se puede percibir una “sensación de libertad” como dijo Caba, esa libertad es producto de la seguridad que nos da estar en un grupo tan grande de gente unidos por algo en común, en este caso, la maría. Sabemos que estando ahí podemos prender uno tranqui y curtir la onda que queramos sin que nos molesten. Mucha comunidad y mucha empatía, gente receptiva por todos lados, listas para responder a un chiste o un gesto, todo el mundo ofrece buenas intenciones, en forma de pan relleno, de sanguches de mila, de revistas Hecho en Buenos. Mientras tanto yo comparto unos mates con porrito de llegada con Selva y Caba, los tres somos buenos en mirar a nuestro alrededor, así que eso hacemos y la pasamos bien.
De un momento a otro, y cuando parecía que todos habíamos decidido quedarnos en la plaza para siempre, la masa comienza a moverse, y el panorama se transforma abruptamente. Ahora estamos todos marchando con ánimos renovados,  hay música con tambores, redoblantes, bombos y demás percusiones, hay baile y ritmo en todos lados, risas sin razones y con razones, yo estoy quince minutos para mandar un mensaje de texto de pocas palabras. En mi cuaderno encuentro una anotación al margen que es de ese momento que dice “bienaventurados”. Hay un pibe de tez negra cantando al ritmo de los tambores de la forma que solo los negros saben hacerlo, dejando el alma, mejor dicho usando el alma, parece que la tierra cantara a través del cuerpo del pibe, parece una danza de algún pueblo africano para pedir al cielo que llueva. No entiendo bien que dice pero se llega a entender algo como “oh! marihuana sentimiento”.
Finalmente llegamos al congreso, algunos se deciden a sentarse en el piso y hacer comunas pequeñas y grandes, otros se acercan al escenario montado a escuchar a los oradores. Yo me encuentro con muchos amigos, y me divierto hablando con ellos. En un momento parece que todo el mundo habla de las causas por las que estamos ahí, parece que llego el momento de contarnos lo que pensamos para cumplir y empezar la retirada lentamente. Se habla de la importancia del autocultivo, de no dar de comer al narcotráfico, de la criminalización de muchos buenos pibes por fumar un fasito, del reconocimiento a usuarios medicinales, de lo inocente que es el habito del cannabis comparado con el mundo agresivo en el que vivimos, de la hipocresía, de lo botón e ignorante que es Claudio Izaguirre, de que todos deberíamos ser libres de optar y que no nos van a obligar a elegir entre A y B, queremos C.
La marcha dio sus frutos: la gente demostró que cada cual tiene un trip en el bocho, pero que nos podemos poner de acuerdo y que queremos ponernos de acuerdo, nosotros somos la generación del cambio, nos queremos entre nosotros, nos cuidamos y ayudamos a tu abuela a cruzar la calle, ni la pluma ni la espada, el corazón. Y ni se le ocurra a nadie tomarnos por giles por que van a quedar mal parados. Adáptese o váyase.
En el subte de vuelta tengo la sonrisa marcada en la cara, estoy conforme. Y estoy en mambo zombi-cuelgue mirando a la nada, atardecer de un día de fumata. En eso, me concentro en lo que estoy viendo por que una chica en la que tengo posados los ojos esta tratando de averiguar si la miro a ella o si estoy en Saturno, y se rie cuando se da cuenta que estaba en Saturno pero ella me trajo a la Tierra, yo le devuelvo la risa. Después cada uno se va a sus pensamientos, pero cada tanto nos miramos como para hacernos compañía. Parece que la gente del subte esta despertando… Esa es la vida que queremos.              

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Puto el que lee...

Valentín dijo...

Que buena onda Galla! me gustó y me entretuvo mucho!!!
felicitaciones locooo!! Abrazo!!

Violeta dijo...

Buenísimo!!! el relato y la actitud...cuánto me alegra que la nueva generación tenga estas pilas!!!!

Anónimo dijo...

Lindo relato, queremos más!!!!

Anónimo dijo...

Bien narrada y bien nombrada esa empatía!
Se renueva la capital, y se renueva la línea A cuando se transforma en Saturno, y uno se puede encontrar en una mirada 'cómplice' con un no tan extraño... Se renueva tu relación con el kiosquero de abajo, después de que se disculpa por darte con los puchos y los chicles, las llaves de su casa... sonríe y, "perdoná, estamos todos iguales"...

Hace Falta!! Gran relato... como si hubiese estado ahí..

Besos!!

Anónimo dijo...

Los fumones regalan los mejores momentos, las mejores anecdotas, las buenas sonrisas y las buenas notas.

mis felicitaciones.

Candelario dijo...

" ni A ni B, queremos C". Tal vez "C" sea el mundo solidario, sensible y creativo donde se respeten las libertades individuales, donde mueran las hipocresías, donde se descascaren las viejas y obsoletas máscaras sostenidas aún por algunos testarudos que se beneficiaron con ellas. Tal vez "C", mas alla o mas aca de la marihuana, sea un lugar mas humano que el que tenemos.
Excelente texto, particular estilo.

Anónimo dijo...

Buenisimo!!!Llega la alegría y compromiso con los que se nota que escribiste este artículo!

Facu dijo...

gracias a todos!! hay que ir a mas!