De la detracción, a la revolución.

Si acercarnos nos arde,
(Sí, rozarle desarma)
¡Acerquémonos de una vez!
¡Saltemos al abismo de una vez!

Si el rompecabezas se arma
Posando piezas dispersas
(Sí, desordenamos – ordenamos)
¡Volemos alto y caigamos,
Con furia, al suelo, sangremos
Para, cubiertos de rojo, rompernos
Y romper las cadenas!

Si destruyendo se construye,
¡Quebremos en siete partes
El pedestal que construimos!
(¿Vimos construir?)

¡Hagamos caer – derribemos
Esa figura que ordena normas!
Que la gravedad le atraiga
Su cabeza tosca al suelo de una vez

Se cae. Rompamos, cerrémosle los ojos y la boca a esa figura.

Sobre sus ruinas creemos una plataforma,
Allanemos el camino.
Allí aparecerá otra figura sin nombre
Que enaltecerá y contradirá,
Recordará para odiar,
Hablará para olvidar y para amar
A la figura anterior [Dialéctica]
¡Riamos y sonriamos de su desaparición!

Colguemos una pantalla sobre sí misma,
Y una cámara so la pantalla [Eidóforos]
Para que nuestra Figura se muestre
Como es, y se vea como es,
Se admire, por fin, por ser.

Que nos muestre como somos,
Que no nos diga qué somos,
Que nos diga simplemente que somos.

Construyamos un espejo, gigante
Para admirarnos
Para admirar a nuestra figura, nuestra obra
Y seremos seres riendo para siempre.

Habrá sobre -entre, ante y con- nosotros
Un nuevo pedestal.
Sobre él la construcción,
La más sincera, la nuestra.

Se construye, creemos, creamos. Cerremos los ojos y la boca, hablemos.



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