Éste piano, y éste Páez me generan cosas inexplicables.
Aunque te duelan los pies, aunque se te hielen las manos, aunque no puedas pensar porque extrañás a alguien que está lejos, vas a seguir caminando. Vas a seguir comentándole al mundo lo bien que hacés en hacer ese viaje, esa expedición hacia lo que no conocés de vos, hacia lo más profundo de tu ser. Se me acabaron las palabras para decir, el viaje es inexplicable. Lo arduo de caminar esta ruta una y otra y otra vez, es que volvés a tu casa sabiendo quién sos realmente, y realmente te da asco.
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1 comentario:
Es el momento de vomitarnos las manos, pequeño artista.
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